Un grupo de investigadores evalúa los nuevos riesgos del calentamiento global
Otra vez, no hay buenas noticias. En Chile se presentó una especie de manual con desafíos y análisis sobre el cambio climático y sus efectos para América Latina y el Caribe basado en 33 investigaciones y con fuerte enfoque en la cuestión rural. ¿Por qué? Porque esta parte del planeta ya cuenta con 2 grados más de temperatura, una prueba directa e irrefutable de que la Tierra está acumulando calor.
Uno de los primeros interrogantes es clave: ¿”Cómo será América Latina y el Caribe con dos grados más de temperatura?”. Así aborda el tema la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), amparados en 33 investigaciones con la participaron de más de 90 expertos que plantearon cómo enfrentar esto desde la innovación.
Julio Berdegué, representante regional de la FAO, señaló que “por primera vez en la historia, el grueso de las innovaciones que están afectando el mundo rural están siendo hechas por actores que no están en el mundo rural y que no tienen una relación directa con él. Estamos en un nuevo escenario, totalmente distinto, de transformaciones tecnológicas radicales”.
Entre la información presentada, se detalla que “todos los días se inauguran 4 mil startups relacionadas con el sector agrícola en China lo que abre otro tema sobre cómo será el futuro agrícola en un mundo de esa naturaleza. “Es el momento de volver a replantearnos todas las preguntas relacionadas con el mundo rural y la alimentación”, detallan.
A su vez, varios autores coincidieron en una cuestión clave del mundo rural que es la enorme riqueza de sus áreas. Según el texto, la región latinoamericana cuenta con un capital natural en tierra y en bosques y recursos no renovables (petróleo, gas y minerales) que contribuyen en un 17% al incremento de su riqueza. Es decir, es la segunda región global con mayor contribución del capital natural a su riqueza.
De hecho, el 90% del territorio de América Latina y el Caribe puede ser considerado rural, detala uno de los documentos que expone la importancia de la región teniendo en cuenta su conformación ya que el sector agrícola es el principal sector exportador de bienes de la región. Es algo que no se da en varias partes del mundo.
Luego, según cita ANSA, es determinante trabajar en estos territorios porque “de las 169 metas para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el 78% tienen como escenario, al menos parcialmente, el mundo rural, y una de cada cinco metas son exclusiva o fundamentalmente rurales”. Así lo detalla el escrito “Transformación rural: Pensando el futuro de América Latina y el Caribe”.
“Lo rural en América Latina y el Caribe tiene importancia planetaria. Nosotros alimentamos a una parte importante del planeta. Pero el mundo rural no sólo es agricultura, minería y bosques, sino que es fundamental para enfrentar el cambio climático y la conservación de la biodiversidad”, explicó la investigadora principal del IEP, Carolina Trivelli.
La región, a su vez, cuenta con la mayor reserva de suelos arables del mundo con 576 millones de hectáreas, que es el equivalente al 30% del total mundial. A su vez, tiene el 30% de las reservas de agua renovable del planeta; el 25% de los bosques; el 46% de los bosques tropicales; y el 30% de la biodiversidad mundial. Todo esto debe ser analizado y resguardado en pos del futuro de la humanidad.
De acuerdo al trabajo Situación rural de América Latina y el Caribe, “con sólo 2 grados de calentamiento se proyecta que toda la región sobrepase los dos grados Celsius de aumento de la temperatura promedio alrededor del año 2050”. De todo esto no se excluye otra cuestión sumamente importante: a la alimentación. “La mayor cantidad y variedad de alimentos en la región ha permitido reducir exitosamente el número de población subalimentada, pasando de 62,6 a 39,3 millones entre los años 2000 y 2017”, detalla el documento.
Pero hay más, porque la migración también es abordada como una consecuencia del cambio climático, la inseguridad y la violencia ya que “los migrantes originarios de América Latina y el Caribe se estiman en 28,5 millones, un 4,8% de su población total. Desde 1970, el peso de los inmigrantes intrarregionales ha pasado del 24% al 63% del total de los migrantes de la región en 2010”, analizó Fernando Soto-Baquero en el documento Migración y desarrollo rural.